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Mensaje: Hacemos un llamado a "No cerrar las puertas a jóvenes"

Actualizado: 29 jun 2020

Junio 17, 2020

Mensaje del equipo coordinador de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno. La Alianza es una red multisectorial y plural que agrupa a organizaciones civiles con trabajo directo con jóvenes, a centros de investigación e incidencia, a académicos y expertos en juventud, a fundaciones y a organismos empresariales.

1. No cerrar las puertas a jóvenes

Cerrar las puertas a las y los jóvenes compromete el futuro y también el presente. Las personas jóvenes son el grupo mayoritario de la población y aún representan un bono demográfico que debemos capitalizar como país. Pero hay que actuar ya.

La inclusión de jóvenes en la economía es indispensable para detonar crecimiento sostenible, para superar la pobreza y también para romper la espiral de criminalidad y violencia.


Y sin embargo, en esta pandemia, a las y los jóvenes fue a los primeros que corrieron. De los empleos formales registrados ante el IMSS que se perdieron en marzo, el 70% fueron jóvenes hasta 29 años de edad.


La pérdida de empleos es gravísima para todos, pero más para jóvenes, que ya de por sí tenían mayor nivel de desempleo desde antes de esta emergencia. La brecha del desempleo para jóvenes, que ya era grande antes del Covid-19, se hizo más grande.


La tasa de desempleo a nivel nacional se elevó a 34% en el mes de abril, incluyendo a quienes están en la desocupación y quienes están disponibles. Pero fue peor para jóvenes, el desempleo para jóvenes es de 41%; mientras para no jóvenes (30-64 de edad) es de 28%.


La falta de oportunidades de trabajo para jóvenes representa un riesgo no solo para su desarrollo personal, sino también para sus familias, para las comunidades donde viven y para el país en su conjunto.


Esta conferencia es un llamado urgente desde la sociedad civil dirigido a tomadores de decisiones, tanto en los gobiernos como en las empresas, para no cerrar las puertas del trabajo a las personas jóvenes.

2) Mayor precariedad en el trabajo para jóvenes

Cargar mayor costo de esta crisis a las y los jóvenes compromete negativamente el futuro y el presente. Debe ser al contrario, para lograr una recuperación económica más rápida y con mayor cohesión social, requerimos multiplicar las oportunidades para jóvenes.


Y es que las condiciones de trabajo para jóvenes ya de por sí eran adversas. Si el sistema laboral en México presentaba ya altos índices de precariedad a principios de año, para jóvenes las condiciones eran aún peores. Las personas jóvenes además de tener una tasa más alta de desempleo tienen también trabajos más precarios.


Antes del Covid-19 y de esta crisis económica, la mayoría de las y los jóvenes que trabajaban carecían de salario suficiente, de contrato estable y de afiliación sindical. Además muchos padecen de subempleo y muchos otros, en contraste, tienen jornadas laborales excesivas.


Los datos del Observatorio de Trabajo Digno de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza muestran un panorama laboral muy negativo para jóvenes entre 16 y 30 años, que tienen alguna forma de trabajo. A inicio de año, antes del golpe económico derivado del Covid-19:


  • El 67% de jóvenes ocupados carece de ingreso suficiente para cubrir el costo de la canasta básica de una familia de 2 personas. Es decir, para quién trabaja y otra persona. Son 9.4 millones de jóvenes.

  • El 61% de jóvenes ocupados carece de afiliación a la seguridad social por su trabajo. Son 9 millones de jóvenes.

  • El 7% de jóvenes ocupados está subempleado. Son 1.1 millones de jóvenes.

  • El 25% de jóvenes ocupados tiene jornadas laborales excesivas, por encima de 48 horas a la semana. Son 3.9 millones de jóvenes.

  • El 43% de jóvenes con empleo, es decir con trabajo asalariado y subordinado, no cuenta con prestaciones. Son 5.1 millones de jóvenes.

  • El 63 % de jóvenes con empleo asalariado carece de contrato estable. Son 7.5 millones de jóvenes.

  • El 84% de jóvenes con empleo asalariado carece de afiliación sindical. Son 19 millones de jóvenes.

3. Desigualdad de género y juventud

Cuando además de la juventud, se agrega la desigualdad de género, el panorama se hace aún más sombrío. Las mujeres jóvenes tienen mayor brecha de desempleo y menor tasa de participación laboral debido a su ocupación en tareas no remuneradas de cuidado y del hogar.


Solo por citar dos datos, aún antes de covid 19, la brecha de desempleo entre mujeres jóvenes y hombres no jóvenes es de 23 a 4%, casi seis veces más.


Y la tasa de participación laboral de las mujeres es de las más bajas de América Latina. En México, hay 3.8 millones de mujeres jóvenes no disponibles para trabajar por estar realizando trabajos no remunerados, en servicios de cuidado y labores domésticas. La proporción con los hombres jóvenes es de 15 mujeres por cada hombre no disponible por este tipo de labores.

4. Insuficiente respuesta de los gobiernos

Las respuestas de los gobiernos para promover la inclusión económica de jóvenes no han sido suficientes.


La creación del programa Jóvenes Construyendo el Futuro fue una buena noticia, porque por primera vez se puso la atención en jóvenes desempleados y sin oportunidades. Pero esto es sólo un paso.


Este programa les ofrece una beca durante un máximo de 12 meses, a jóvenes sin empleo y fuera ya de la escuela, para adquirir experiencia y mejorar su empleabilidad al vincularlos a formación dentro del trabajo.


El programa como política de empleabilidad para jóvenes es positivo; pero de ninguna manera es suficiente ante el reto inmenso de crear al menos 1 millón 200 mil empleos cada año.


Cada año se incorporan 1 millón 200 mil jóvenes más que buscan ingresar a un trabajo productivo y requieren un espacio y una oportunidad. Y por supuesto, ahora, con esta crisis que está creciendo el desempleo, se van a requerir muchos más para recuperar los empleos perdidos en estos meses. El programa JCF no puede resolver por sí mismo ese reto, pues el programa no crea empleos. Quienes reciben estas becas no tienen un trabajo asegurado.


Reiteramos que, como organizaciones de la sociedad civil, estamos totalmente dispuestas a colaborar para fortalecer este programa. Tenemos un convenio con la Secretaría del Trabajo para apoyar a que las acciones de capacitación y formación para el trabajo lleguen a jóvenes con mayores desventajas.


Nuestras organizaciones van a seguir aportando la experiencia acumulada de muchos años a este programa de Jóvenes Construyendo el Futuro. Especialmente apoyaremos con metodologías probadas y evaluadas que logren el desarrollo de habilidades para la vida y el trabajo.


Y ahora con el nuevo contexto a partir del Covid-19 también pondremos mucho más énfasis en las habilidades del siglo XXI. Ahora también debemos evitar que se abra aún más la brecha digital entre quienes tienen y no tienen manejo de las tecnologías de información. Pues esta es una nueva fuente de desigualdad y de desventaja para la inserción laboral de este sector de jóvenes que vienen del rezago educativo y viven en contextos de pobreza y violencia.


En nuestro trabajo cotidiano estamos en contacto diariamente con jóvenes que viven con grandes carencias de todo tipo. Por eso, nos queda muy claro que un solo programa no es suficiente.

5. Nuestras propuestas ante la emergencia

El programa Jóvenes Construyendo el Futuro es una medida en el sentido correcto, pero no puede ser la solución aislada que logre crear empleos, abrir oportunidades y lograr la inclusión económica de millones de jóvenes que hoy están excluidos.


Tampoco puede ser la única respuesta para enfrentar el creciente desempleo de jóvenes.

Desde el equipo coordinador de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno presentamos cuatro propuestas que requieren atención urgente:


Primero. Apoyamos a las organizaciones civiles y legisladoras que proponen crear un ingreso vital, de emergencia y temporal para quienes perdieron sus ingresos en esta crisis. Millones de jóvenes podrían evitar los riesgos derivados de esta etapa de desempleo si reciben un apoyo temporal mientras pueden regresar a trabajar.


Segundo, como sociedad civil también nos sumamos a las propuestas de académicos, organismos empresariales y organizaciones civiles que buscan otorgar un subsidio parcial a los salarios. Estamos de acuerdo siempre y cuando estos subsidios sirvan para evitar los despidos, se otorguen únicamente a empresas que tengan reducción drástica de ingresos por esta pandemia y que hagan un compromiso de mediano plazo de mejora de las condiciones laborales.


Tercero. Desde nuestra agenda del trabajo digno para jóvenes, consideramos que es importante enfocar mejor el programa Jóvenes Construyendo el Futuro para que llegue a jóvenes con los mayores obstáculos y para que la formación que reciban en el trabajo sea relevante para conseguir un trabajo y lograr su inclusión económica.


Finalmente, exhortamos a las empresas y entidades empleadoras a que no cierren oportunidades para la inserción laboral de jóvenes.


Por el contrario, les pedimos que se abran a la energía, al talento y al potencial de jóvenes. Pedimos a las y los empleadores que ofrezcan condiciones de trabajo que cumplan con los derechos laborales y así remontar las lamentables condiciones de precariedad en el trabajo que ya estaban presentes antes de la pandemia.


Para contribuir a abrir oportunidades y espacios para jóvenes, en las próximas semanas iniciaremos la promoción de adhesiones a un decálogo de buenas prácticas de inclusión laboral sin discriminación.


Este decálogo establece compromisos voluntarios y buenas prácticas para empresas y empleadores a fin de derribar obstáculos para jóvenes con desventajas y para quienes viven en contextos de pobreza o de violencia. También incluye acciones para dar especial atención a la dimensión de género y promover la equidad e inclusión de mujeres.

Finalmente hacemos un llamado a fundaciones y entidades donantes a no cerrar las puertas a jóvenes y a fortalecer el apoyo a las iniciativas que promueven la inclusión económica de jóvenes y las diversas acciones para su desarrollo.


6. Mensaje final

Estamos viviendo tiempos difíciles y grandes incertidumbres. Hemos constatado la fragilidad de la vida y perdimos la seguridad en muchas cosas que dábamos por sentadas, y que hoy hemos perdido o al menos se han pospuesto temporalmente.


Sabemos que habrá dificultades económicas y que se van a requerir nuevos y mayores esfuerzos para crecer y generar empleos en México y en el mundo. Sin embargo, no podemos dejar de lado principios y certezas que eran ya vigentes, y que ahora se vuelven más urgentes aún por la crisis.


No podemos olvidar que la inclusión económica de jóvenes es condición indispensable para un crecimiento sostenible y con equidad.


Reiteramos nuestro llamado fundante como Alianza, no debe haber cálculo económico o meta de corto plazo que obstaculice la inserción laboral a las y los jóvenes, porque México será mejor si cada vez hay más jóvenes con trabajo digno.


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