Comunicado 1 / 2023
Marzo 9, 2023
En México hay 5 millones 226 mil jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo. Casi 8 de cada 10 son mujeres, es decir, 4 millones 138 mil.
Más de la quinta parte de las personas jóvenes están excluidas de la educación y el trabajo. La exclusión de las mujeres jóvenes es mayor: la tercera parte de las mujeres jóvenes están fuera de la escuela y el trabajo.
Se mantiene exclusión de jóvenes y sobre todo de mujeres jóvenes pese a las transferencias del gobierno destinadas a jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo
La sociedad en general, pero sobre todo las autoridades y la iniciativa privada siguen en deuda con las personas jóvenes y en especial con las mujeres jóvenes excluidas de la economía.
Permanencia de la exclusión laboral de jóvenes
A fines de 2022, hay todavía 5 millones 226 mil personas jóvenes (mayores de 18 años y menores de 30) excluidas de la escuela y del trabajo, lo que representa más de la quinta parte del total de jóvenes (21%) en el país.
A fines de 2018, antes de iniciar el programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) había 5 millones 704 mil personas jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo. Eran el 24% del total de jóvenes mayores de 18 años y menores de 30. Casi nada ha cambiado desde entonces.
La situación de las mujeres jóvenes tampoco ha cambiado mucho. Había 4 millones 682 mil mujeres jóvenes, mayores de 18 y menores de 30 años, fuera de la escuela y sin trabajo a fines de 2018, 38% del total de las mujeres jóvenes. Y las mujeres representaban el 82% del total de las personas jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo.
Actualmente, 4 millones 138 mil mujeres jóvenes están fuera de la escuela y el trabajo, es el 33% del total de las mujeres jóvenes. Y la desigualdad permanece, pues 8 de cada 10 jóvenes fuera de la escuela y el trabajo son mujeres (79%).
La proporción de jóvenes que están en la escuela y jóvenes que ya no asisten tampoco ha mejorado sustancialmente. En 2018 asistían a la escuela el 26.1% de las personas jóvenes y en 2022 la proporción es casi igual, asisten el 26.7%. (Ver tabla de datos anexo 1)
Los datos actuales son preocupantes en sí mismos, pues reflejan las barreras estructurales que tienen las personas jóvenes, en particular las mujeres jóvenes, no sólo para su inclusión educativa, sino económica y laboral.
Asimismo, muestran la poca efectividad relativa del programa JCF. La población objetivo con la que se inició el programa no ha disminuido significativamente después de 4 años de implementación del programa. El cambio es mínimo, y esto es preocupante pues se informa que entre 2019 y 2022, el programa ha apoyado a más de 2 millones 300 mil jóvenes con transferencias y experiencias de formación en el trabajo.
Urgen acciones efectivas para la inclusión económica de jóvenes con mayores barreras de empleabilidad
Las organizaciones civiles agrupadas en la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno reiteramos la exigencia de abrir oportunidades para la inclusión económica de las personas jóvenes. En especial, abogamos por acciones efectivas para lograr la inclusión de jóvenes oportunidad, es decir, jóvenes que enfrentan mayores dificultades y barreras para conseguir trabajo por su origen y condición socioeconómica de bajos ingresos, por su acceso a escuelas con bajo desempeño educativo, por el abandono escolar sin culminar la educación media superior y por otras desventajas derivadas de contextos de marginación, pobreza y violencias.
A estas barreras que afectan al conjunto de jóvenes, además hay que sumar barreras de género que afectan a las mujeres con hijos o que están encargadas de labores de cuidado y domésticas y no pueden siquiera salir a buscar trabajo. Para derribar esas barreras se requieren acciones efectivas de política pública y de compromiso social de las empresas y las entidades empleadoras.
Para la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, la creación del programa Jóvenes Construyendo el Futuro representó una buena noticia, pues por primera vez hubo una política enfocada al sector excluido de la juventud, y también porque se le asignaron recursos significativos. Según ha informado recientemente el subsecretario de Empleo, de 2019 a 2023 se habrán ejercido 91 mil millones de pesos para el programa JCF. Valoramos este esfuerzo presupuestal y la finalidad y propósito del Programa.
Sin embargo, los datos muestran que el número de jóvenes excluidos, fuera de la escuela y el trabajo, no ha cambiado significativamente, pues el programa JCF no garantiza la inclusión laboral de jóvenes. El programa carece de elementos claves para lograr efectividad, pues las transferencias monetarias no bastan.
Entre otras limitaciones, el programa JCF no atrae a jóvenes con mayores dificultades de empleabilidad, no considera el desarrollo de habilidades y competencias para mejorar su inclusión laboral, no garantiza una capacitación relevante y pertinente para el trabajo, no ofrece opciones de cuidado para las mujeres madres o que están a cargo de las labores domésticas, y no conecta a jóvenes con ofertas de trabajo disponibles.
Propuestas para mejorar el programa JCF
Por ello, reiteramos las propuestas presentadas desde la creación de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno en agosto de 2019.
De manera colaborativa, y bajo el liderazgo de la Fundación Idea, hemos elaborado una “nota de política pública” que ponemos desde ahora a consideración de quienes toman decisiones en el gobierno. En las próximas semanas llevaremos esta nota a los espacios de deliberación del poder legislativo, a las asociaciones empresariales y en general hacia personas interesadas en la inclusión económica de jóvenes.
La intención es que se construya un consenso plural sobre los ajustes necesarios al programa que permitan mejorar su efectividad. Y además para contar con una política integral de empleabilidad de jóvenes, desde los centros educativos y para quienes ya dejaron la escuela, todo con una clara perspectiva de género.
Impulsaremos la conversación informada, centrada en el derecho al trabajo de las personas jóvenes, con el fin de construir acuerdos sobre las acciones factibles y efectivas que ataquen las causas de su exclusión económica y sobre las acciones eficaces para enfrentar las barreras que tienen las personas jóvenes, en particular las mujeres, para lograr una inserción económica y laboral exitosa.
Para abonar a este debate y con el ánimo de contribuir a la creación de la política de inclusión económica y laboral para jóvenes que requiere nuestro país, consideramos que además de las transferencias monetarias una política efectiva de empleabilidad y reducción del desempleo de jóvenes debe considerar al menos estos ajustes indispensables:
a) Precisar la población objetivo. En particular, priorizar la atención de las personas jóvenes con rezago educativo y que tienen otras barreras de inserción laboral. Y también priorizar las regiones del país con mayor cantidad de personas jóvenes desempleadas y en rezago educativo.
b) Garantizar formación para el trabajo. Al menos, Incorporar la capacitación en habilidades blandas y el desarrollo de competencias de empleabilidad, de aprendizaje y digitales, así como las competencias técnicas necesarias para responder a los requerimientos del sistema laboral en cada territorio y región. Para ello, el programa debe favorecer la participación de los institutos de capacitación públicos y privados, así como de las organizaciones civiles expertas en programas de empleabilidad para jóvenes.
c) Facilitar la inclusión de las mujeres. Ofrecer espacios de cuidado infantil durante la etapa de capacitación y formación en el trabajo y sobre todo, facilitar la inserción en trabajos con condiciones adecuadas para las mujeres con hijos o a cargo de labores de cuidado y domésticas.
d) Vincular a participantes con ofertas de trabajo. Articular las acciones de formación en el trabajo con los servicios de empleabilidad públicos y privados para conectar a quienes culminan exitosamente la fase de capacitación con las ofertas disponibles de trabajo y con otras acciones que fomenten su empleabilidad (por ejemplo, elaboración de CV, preparación de entrevistas de trabajo, búsqueda de ofertas de trabajo acordes a su perfil, entre otras).
e) Fortalecer el monitoreo, la evaluación y la mejora continua del programa, con base en evidencia, así como los mecanismos de transparencia, para evitar situaciones de corrupción o de condicionamiento político a quienes participan en el programa.
De la misma manera, consideramos necesario evaluar el monto de la transferencia monetaria de JCF, pues inició en 3,600 pesos mensuales en 2019 y para este año se ubica en 6,210 pesos mensuales. Hay que revisar la coherencia de los incentivos de los programas para jóvenes, pues actualmente las transferencias de JCF ya son 7 veces más altas que las becas Benito Juárez para estudiantes de educación media superior (875 pesos al mes) y 2.5 veces mayores a las becas para educación superior (2,550). El mensaje equivocado podría parecer un incentivo para el abandono escolar. Y también podría tener un efecto adverso en la búsqueda de trabajo.
Hacia una política integral de empleabilidad de jóvenes
Estos primeros ajustes que sugerimos al programa Jóvenes Construyendo el Futuro se inscriben en una visión más amplia para ir más allá de una acción aislada y construir una política integral de empleabilidad de jóvenes, con al menos tres dimensiones:
(i) Vincular a jóvenes con el trabajo desde su etapa educativa, especialmente a quienes cursan modalidades técnicas y tecnológicas terminales de educación media superior.
(ii) Crear opciones de segunda oportunidad educativa vinculada a la inserción laboral para quienes no concluyeron el nivel obligatorio de educación media superior y ya han superado la edad normativa para regresar a la escuela.
(iii) Crear el sistema público de cuidados, con cobertura suficiente y condiciones de acceso que permitan trabajar a las mujeres jóvenes a cargo de labores de cuidado y domésticas.
Finalmente solicitamos a las autoridades mantener abierto el portal digital de inscripción al programa Jóvenes Construyendo el Futuro (como había funcionado hasta 2022), así como evitar cualquier forma de proselitismo político o condicionamiento electoral del registro y participación en el Programa.
La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno reitera su disposición al diálogo colaborativo. Como organizaciones de la sociedad civil hemos participado en la formación de jóvenes aprendices del Programa desde su creación. Hemos asumido funciones de Centro de Trabajo y de co-tutores, en conjunto con las empresas. Tenemos indicadores de eficiencia terminal y de inserción laboral sumamente positivos trabajando con jóvenes aprendices, que presentan rezago educativo y otras desventajas y que en nuestros programas desarrollan habilidades blandas y técnicas para el trabajo.
En alianza con el sector productivo, seguiremos apoyando la inclusión económica y social de jóvenes que tienen mayores dificultades de empleabilidad por condiciones estructurales y desventajas acumuladas desde su primera infancia.
Las personas jóvenes y en especial las mujeres jóvenes tienen un gran potencial, requieren políticas efectivas para lograr su plena inclusión económica y social, para ejercer sus derechos, para aportar al desarrollo del país y el de sus comunidades de manera positiva. La inclusión económica de jóvenes es una gran oportunidad para que el país crezca de manera inclusiva y equitativa. Por eso insistimos: no son un problema, ni una carga, son jóvenes oportunidad.
La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno es una red multisectorial, creada en agosto de 2019. Está formada por más de 70 organizaciones de la sociedad civil, organismos empresariales, fundaciones, centros de investigación y académicos. Su propósito es impulsar la agenda del trabajo digno de la juventud en México.
Anexo de datos
Anexo 2: Nota de política sobre el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro
Descarga:
Comments